jueves, 23 de octubre de 2014

1. Putas, falsas y viceversa.

No puedes estar en el instituto sin haberte encontrado a una puta, falsa y o idiota.

No es muy dificil reconocerlas

Putas: a esta raza de adolescentes hormonadas se les huele la desesperación y la inseguridad a kilometros y suelen intentar bajarle la autoestima a los demas para que ellas puedan sentirse mejores o superiores. El caso de mi instituto es que "las guays" bueno, una de "las guays" tiene orejas de soplillo y nunca la veremos con coleta, me importa bien poco, pero a ella no. 

Falsas: estas tienen dos etapas, la popular (la popu para mi) y la solitaria. La feliz se basa en tener muchas amistades y ponerlas a parir unas con las otras y claro, todo se acaba sabiendo por lo tanto en el momento que el grupo de amigas se entera de lo que la otra ha ido diciendo de cada una se monta la marimorena y llegamos a la parte solitaria, vamos, mas sola que la una.

Idiotas: pasa cinco minutos mirando a tu clase y en seguida encontraras quien no tiene futuro como presidente del gobierno, ni de cajera del mercadona.

No confundir términos, las putas son putas, las falsas, falsas y las idiotas, idiotas

Para sobrevivir a este tipo de razas de mujeres en la edad del pavo, hacen falta, dos dedos de frente, un par de ovarios (o "testiculos" acuerdo a tus genitales) y dejarles las cosas claras desde un cierto momento. Dejarlas en evidencia es su mayor temor puesto que la gente se reiria de ellas y claro, ellas tienen derecho de meterse con la gente, pero que dios nos pille confesados si las hacemos algo.

Conclusión: si tenéis la mala suerte de tener alguna de las dos clases peligrosas (las idiotas son inofensivas, pensar en que sepan quien fue Franco ya es esperar mucho, eso si preguntalas por Justin Bieber que te dicen hasta cuantos pelos tiene en el pecho) pasar de ellas, cuanto mas lejos, mejor.


Personas que siempre dijeron que nunca serían.

El instituto convierte a la gente en personas que siempre dijeron que nunca serían.


Personalmente, odio el instituto, pero no lo odio porque tenga deveres, examenes, profesores absurdos... si no porque el instituto coincide con la edad en la que se ve como es una persona y como demuestra ser quien nunca esperábamos que fuera.

Cada semana subiere un paso para sobrevivir a el instituto o la adolescencia, basicamente.

Si consigues acabar bachiller siendo la misma persona o mejorada, felicidades.